Cada botella es de algún momento de mi vida, excepto el jarro de Malloa. Los botellines de cerveza son secreto, pero la petaca de vodka fue de cuando volví a redescubrir Boy Harsher. La botella de ron es de cuando fui a RD, que ahora guarda una rosa muerta. Actualmente esa rosa está acompañada por un maule color vino, la idea es poder secarlas y añadirlas a una colección de flores muertas. El osito fue sacado de por ahí.
Abajo, un peluche de langosta que me regaló G, un pedazo de vitral del mausoleo de alguien importante en la historia de este país, una imagen de un santo que desconozco (que recogí de la calle), un rosario roto y un candelabro moderno. Dentro del candelabro hay 3 bigotes de gato, una flor muerta, una placa de géminis y una moneda de 5 pesos.
Piedras que me regala mi madre, a excepción de los berilos. Ah, y un ojo de gato que encontré en la calle.